Un doblete de Messi, en los minutos 76 y 86, acerca al Barcelona a la final de la Liga de Campeones. La expulsión de Pepe, tras una plancha a Alves en el minuto 60, condicionó a un Real Madrid que se vio superado en la recta final. Pinto, tras una tangana en el descanso, y Mourinho, por protestar, también fueron expulsados.
El Real Madrid se quedó con un futbolista menos en el minuto 60 tras una plancha de Pepe sobre Alves. Wolfgang Stark dudó por unos instantes, pero a instancias de su asistente señaló falta favorable al Barcelona y expulsó al portugués con roja directa.
Pepe se excedió en un balón dividido, al que entró con la plancha y a una altura considerable, en una acción innecesaria en terreno de juego azulgrana.
Alves se quejó ostensiblemente por la entrada. Tras unos segundos de incertidumbre, el colegiado alemán decidió mostrar la tarjeta roja al luso.
Esta entrada de Pepe a Alves sentenció el partido debido a que el Real Madrid se quedó con un hombre menos...como de costumbre ante el barça...
miércoles, 27 de abril de 2011
miércoles, 20 de abril de 2011
¡CAMPEOOONEEESS!
Es muy probable que anoche asistiéramos a la final del futuro, a un partido adelantado a su tiempo, a la representación extrema del poderío físico y táctico, enfrentado, de manera casi simbólica, contra la versión más sublime del juego combinativo. Venció el Madrid, el cuerpo y la fe, el sacrificio extenuante, la solidaridad y el deseo, seguramente porque no había otro modo de derrotar a un rival tan formidable como el Barça.
Habrá habido pocos campeones tan grandes como este Real Madrid porque pocos perdedores tan fabulosos habrán disputado una final. Un partido que estuvo en las manos de cada equipo y que resolvió en la prórroga la cabeza de Cristiano, aunque mejor sería decir su cuello, su tronco de secuoya y sus piernas de apolo, su cuerpo inagotable, en definitiva.
Tenso, hermoso, estresante, crispado, loco y cuerdo. Así fue la final, plagada de alternativas. La primera parte, por ejemplo, fue del Madrid, casi por completo. La diferencia con el pasado sábado es que su presión se adelantó varios metros, de modo que pasó de esperar al Barça refugiado en campo propio, como sucedió en el primer Clásico, a atacarlo ferozmente en terreno enemigo. Esa novedad, adentrar a Khedira y Pepe en el campo rival, tuvo un valioso efecto en la imagen y en el contenido. El Barcelona ya no respiraba, como en el primer asalto, sino que se sentía amenazado. Cada intento de sacar la pelota se convertía en una tarea colosal, habitualmente inacabada. No era sólo superar la primera línea con Pepe, Khedira, Cristiano y Di María. Luego estaba Xabi y a su grupa la defensa, rabiosos todos. Se advirtió muy pronto esa dificultad, el naufragio de Messi entre un mar de piernas y su resistencia a exiliarse a una banda.
Con ese panorama, la primera ocasión tenía que ser del Madrid. Özil controló en el área y su magnífico pase a Cristiano, una cuchara, casi una cucharita de café, dejó al portugués en boca de gol. Fue entonces cuando advertimos la ansiedad de Cristiano, precipitado e impreciso en ese control.
A esas alturas la final de Copa ya nos había descubierto una batalla paralela, la que libraban ambos equipos, banquillos incorporados, para intimidar al árbitro, para arrimarlo a su causa, para suplicarle el voto. Cada falta traía un alboroto de reclamaciones sobreactuadas, de acusaciones teatrales y vestiduras rasgadas. Por ratos nos dio pena Undiano, somos gente de corazón. Su situación era la de una vieja profesora, a punto de jubilarse, en una clase con adolescentes conflictivos e hiperhormonados.
Insisto: el Madrid disfrutaba de ese campo minado como si estuviera lleno de flores. Özil rozó el palo con un balón empalmado con la derecha y, acto seguido, lanzó un centro larguísimo al que Cristiano no llegó por pura falta de fe.
El alemán turquesa no se conformó con eso. Siguió asistiendo a Cristiano como si le debiera favores, si bien, su mejor pase se lo regaló a Pepe, un derechazo exquisito. El balón voló con una sonrisa y Pepe lo alcanzó como un centauro. El cabezazo fue espléndido, pero se estrelló en el poste.
El Barça salió del trance como esos boxeadores que tratan de disimular el puñetazo que les impactó en el mentón. Revolucionado. Pero impotente. Y ciego. Sus sublimes centrocampistas no podían meter un pase en profundidad porque ayer, simplemente, no había profundidad. El Real Madrid defendía en 30 metros, formando un conglomerado blanco prácticamente impenetrable.
La pregunta, asistiendo al fabuloso despliegue madridista, era si tendría fondo para seguir corriendo en la segunda parte. Lo consiguió en el primer Clásico, pero los esfuerzos se acumulan, incluso para los centauros. La siguiente cuestión era cómo reaccionaría Guardiola a ese baño físico y estratégico, cómo saldría a flote el Barça, cómo retomaría el camino hacia el país de Nunca Jamás.
Al volver del vestuario ya teníamos respuesta, o eso pensamos. El Madrid parecía cansado y el discurso de Guardiola debía haber sido brillantísimo. Porque el campo se inclinó hacia el Barcelona, que empezó a hacer el juego que le ha dado fama. De un plumazo había ocupado los metros que los pulmones del Madrid ya no podían cubrir.
Habrá habido pocos campeones tan grandes como este Real Madrid porque pocos perdedores tan fabulosos habrán disputado una final. Un partido que estuvo en las manos de cada equipo y que resolvió en la prórroga la cabeza de Cristiano, aunque mejor sería decir su cuello, su tronco de secuoya y sus piernas de apolo, su cuerpo inagotable, en definitiva.
Tenso, hermoso, estresante, crispado, loco y cuerdo. Así fue la final, plagada de alternativas. La primera parte, por ejemplo, fue del Madrid, casi por completo. La diferencia con el pasado sábado es que su presión se adelantó varios metros, de modo que pasó de esperar al Barça refugiado en campo propio, como sucedió en el primer Clásico, a atacarlo ferozmente en terreno enemigo. Esa novedad, adentrar a Khedira y Pepe en el campo rival, tuvo un valioso efecto en la imagen y en el contenido. El Barcelona ya no respiraba, como en el primer asalto, sino que se sentía amenazado. Cada intento de sacar la pelota se convertía en una tarea colosal, habitualmente inacabada. No era sólo superar la primera línea con Pepe, Khedira, Cristiano y Di María. Luego estaba Xabi y a su grupa la defensa, rabiosos todos. Se advirtió muy pronto esa dificultad, el naufragio de Messi entre un mar de piernas y su resistencia a exiliarse a una banda.
Plan perfecto.
El Madrid, entretanto, disfrutaba de los planes que salen, de los exámenes que tratan sobre las lecciones bien aprendidas. Inspirado por Özil, el equipo robaba muy arriba y salía disparado, buscando las carreras de Cristiano o Di María, igual que el sábado, pero esta vez en ventaja.Con ese panorama, la primera ocasión tenía que ser del Madrid. Özil controló en el área y su magnífico pase a Cristiano, una cuchara, casi una cucharita de café, dejó al portugués en boca de gol. Fue entonces cuando advertimos la ansiedad de Cristiano, precipitado e impreciso en ese control.
A esas alturas la final de Copa ya nos había descubierto una batalla paralela, la que libraban ambos equipos, banquillos incorporados, para intimidar al árbitro, para arrimarlo a su causa, para suplicarle el voto. Cada falta traía un alboroto de reclamaciones sobreactuadas, de acusaciones teatrales y vestiduras rasgadas. Por ratos nos dio pena Undiano, somos gente de corazón. Su situación era la de una vieja profesora, a punto de jubilarse, en una clase con adolescentes conflictivos e hiperhormonados.
Insisto: el Madrid disfrutaba de ese campo minado como si estuviera lleno de flores. Özil rozó el palo con un balón empalmado con la derecha y, acto seguido, lanzó un centro larguísimo al que Cristiano no llegó por pura falta de fe.
El alemán turquesa no se conformó con eso. Siguió asistiendo a Cristiano como si le debiera favores, si bien, su mejor pase se lo regaló a Pepe, un derechazo exquisito. El balón voló con una sonrisa y Pepe lo alcanzó como un centauro. El cabezazo fue espléndido, pero se estrelló en el poste.
El Barça salió del trance como esos boxeadores que tratan de disimular el puñetazo que les impactó en el mentón. Revolucionado. Pero impotente. Y ciego. Sus sublimes centrocampistas no podían meter un pase en profundidad porque ayer, simplemente, no había profundidad. El Real Madrid defendía en 30 metros, formando un conglomerado blanco prácticamente impenetrable.
La pregunta, asistiendo al fabuloso despliegue madridista, era si tendría fondo para seguir corriendo en la segunda parte. Lo consiguió en el primer Clásico, pero los esfuerzos se acumulan, incluso para los centauros. La siguiente cuestión era cómo reaccionaría Guardiola a ese baño físico y estratégico, cómo saldría a flote el Barça, cómo retomaría el camino hacia el país de Nunca Jamás.
Al volver del vestuario ya teníamos respuesta, o eso pensamos. El Madrid parecía cansado y el discurso de Guardiola debía haber sido brillantísimo. Porque el campo se inclinó hacia el Barcelona, que empezó a hacer el juego que le ha dado fama. De un plumazo había ocupado los metros que los pulmones del Madrid ya no podían cubrir.
martes, 12 de abril de 2011
El Real Madrid pondrá un once de gala contra el Tottenham
Quien piense que el Madrid no se juega nada esta noche olvida el orgullo y el prestigio. También infravalora el significado de jugar en Inglaterra, tierra natal de este invento, y más concretamente en White Hart Lane, estadio inaugurado en 1899, tan pulcro que no admitió publicidad hasta 1970 y tan enraizado en la cultura del país que comparte el quinto nombre más repetido en los pubs ingleses: el ciervo blanco ("white hart"), emblema de Ricardo II. No hay muchas oportunidades de jugar en campos así, frente a públicos semejantes, en recintos parecidos, coronado el estadio, en este caso, por un gallo de pelea de bronce que, desde 1909, es el símbolo del viejo Tottenham de las espuelas calientes.
La posibilidad de una hecatombe ni se contempla. Resulta tan improbable que el anfitrión marque cinco goles como que el Madrid se vaya de Londres sin haber conseguido alguno. Frente a un equipo que saldrá valerosamente volcado (son ingleses), el Madrid encontrará el escenario perfecto para practicar su recurso favorito: el contragolpe. Y lo hará con un equipo de tronío que recupera para el once a los seis suplentes de San Mamés: Carvalho, Marcelo, Xabi Alonso, Özil, Cristiano y Adebayor.
La idea, además de proteger a los apercibidos, es seguir sacando brillo al expediente: siete victorias y dos empates en lo que va de Champions. El propósito es favorecer la confianza del grupo ante los clásicos que se aproximan: primero Liga, luego Copa y después esas semifinales que se resisten desde 2003. Fue entonces, hace ocho años ya, cuando el Madrid de Del Bosque se estrelló contra la Juve y los elementos: Ronaldo renqueante y penalti fallado por Figo.
Pero esa es otra historia. En esta, el partido se presenta como un regalo. Cómo será el ambiente de entusiasta que Redknapp ha llegado a ensayar los penaltis. Se espera algo más de él después de su atocinamiento del Bernabéu. También se espera más de Sandro, el nuevo Dunga, de Modric, el joven Cruyff, o de Bale, el lateral futurista. Jugará Lennon, por fin.
Por cierto, sólo tres equipos han remontado un resultado tan desfavorable: Leixoes, Partizán y... Real Madrid.
La posibilidad de una hecatombe ni se contempla. Resulta tan improbable que el anfitrión marque cinco goles como que el Madrid se vaya de Londres sin haber conseguido alguno. Frente a un equipo que saldrá valerosamente volcado (son ingleses), el Madrid encontrará el escenario perfecto para practicar su recurso favorito: el contragolpe. Y lo hará con un equipo de tronío que recupera para el once a los seis suplentes de San Mamés: Carvalho, Marcelo, Xabi Alonso, Özil, Cristiano y Adebayor.
La idea, además de proteger a los apercibidos, es seguir sacando brillo al expediente: siete victorias y dos empates en lo que va de Champions. El propósito es favorecer la confianza del grupo ante los clásicos que se aproximan: primero Liga, luego Copa y después esas semifinales que se resisten desde 2003. Fue entonces, hace ocho años ya, cuando el Madrid de Del Bosque se estrelló contra la Juve y los elementos: Ronaldo renqueante y penalti fallado por Figo.
Pero esa es otra historia. En esta, el partido se presenta como un regalo. Cómo será el ambiente de entusiasta que Redknapp ha llegado a ensayar los penaltis. Se espera algo más de él después de su atocinamiento del Bernabéu. También se espera más de Sandro, el nuevo Dunga, de Modric, el joven Cruyff, o de Bale, el lateral futurista. Jugará Lennon, por fin.
Por cierto, sólo tres equipos han remontado un resultado tan desfavorable: Leixoes, Partizán y... Real Madrid.
domingo, 10 de abril de 2011
C.Ronaldo contra Messi, duelo de titanes en la recta final
Cristiano Ronaldo y Messi, Messi y Cristiano Ronaldo. El duelo al gol de los dos máximos realizadores del fútbol europeo es el preludio de lo que se viene con cuatro Clásicos que pueden decidir la suerte de la temporada. Empatados en el Pichichi a 29 goles, Leo y Cristiano van a ritmo de récord.
El argentino lleva 47 goles en 45 partidos, el portugués 40 en 44 partidos. Entre los dos, a buen seguro que superarán el centenar de tantos en el mayor duelo goleador jamás vivido. Messi tiene a tiro su récord de la temporada pasada y Cristiano está a sólo dos tantos del que logró en el Manchester United hace tres años.
El primero de los cuatro Clásicos está a la vuelta de la esquina y el duelo de los cracks de cada equipo puede ser determinante para la suerte de los partidos. De momento, el argentino se ha impuesto en los anteriores retos, pero ahora Cristiano tiene la oportunidad de tomarse la venganza.
CR7 y Messi llevaban más de un mes sin marcar. El portugués no lo hacía desde el 1 de marzo, cuando le hizo un hat trick al Málaga y se tuvo que retirar del campo lesionado. Desde entonces, los problemas físicos le han hecho jugar sólo uno de los cuatro últimos partidos, además de la media hora de ayer en el que ha sido su primer partido de suplente de la temporada.
El último gol de Messi fue ante el Arsenal el 8 de marzo en Liga de Campeones. El argentino llevaba sin mojar en Liga varias jornadas y los dos ante el Almería le permiten igualar a Cristiano Ronaldo en la tabla de máximos goleadores, ambos con 29 goles.
Lo que parece complicado es batir el récord de Telmo Zarra y Hugo Sánchez, que con 38 tantos han sido los máximos goleadores de la historia de la Liga. Cristiano y Messi están a nueve goles con sólo siete jornadas por jugar, pero los dos mejores futbolistas del mundo son capaces de todo.
El argentino lleva 47 goles en 45 partidos, el portugués 40 en 44 partidos. Entre los dos, a buen seguro que superarán el centenar de tantos en el mayor duelo goleador jamás vivido. Messi tiene a tiro su récord de la temporada pasada y Cristiano está a sólo dos tantos del que logró en el Manchester United hace tres años.
El primero de los cuatro Clásicos está a la vuelta de la esquina y el duelo de los cracks de cada equipo puede ser determinante para la suerte de los partidos. De momento, el argentino se ha impuesto en los anteriores retos, pero ahora Cristiano tiene la oportunidad de tomarse la venganza.
CR7 y Messi llevaban más de un mes sin marcar. El portugués no lo hacía desde el 1 de marzo, cuando le hizo un hat trick al Málaga y se tuvo que retirar del campo lesionado. Desde entonces, los problemas físicos le han hecho jugar sólo uno de los cuatro últimos partidos, además de la media hora de ayer en el que ha sido su primer partido de suplente de la temporada.
El último gol de Messi fue ante el Arsenal el 8 de marzo en Liga de Campeones. El argentino llevaba sin mojar en Liga varias jornadas y los dos ante el Almería le permiten igualar a Cristiano Ronaldo en la tabla de máximos goleadores, ambos con 29 goles.
Lo que parece complicado es batir el récord de Telmo Zarra y Hugo Sánchez, que con 38 tantos han sido los máximos goleadores de la historia de la Liga. Cristiano y Messi están a nueve goles con sólo siete jornadas por jugar, pero los dos mejores futbolistas del mundo son capaces de todo.
El Real Madrid gana un partido importante en Sán Mamés
La contundente victoria blanca en Bilbao permite que los madridistas afronten con mayor optimismo cuatro semanas de auténtico vértigo. Y lo hace con la plantilla comprometida al máximo ante los retos que le espera al conjunto de Mourinho.
En el momento trascendental de la temporada resucita Kaká, que ya dejó destellos ante el Tottenham en el Bernabéu con una asistencia de lujo a Cristiano Ronaldo y que en San Mamés transformó las dos penas máximas que permitían al Madrid salir triunfador de un envite de máxima responsabilidad.
El brasileño se muesta muy sincero: "Siento que tengo una deuda con el Real Madrid y me siento molesto por no haber respondido a las expectativas. Estos dos goles son importantes para mi confianza personal. Necesito trabajar para volver a disfrutar del fútbol. Entiendo a la afición y espero que con el tiempo pueda convencerles", manifestó en Onda Cero.
Y la afición parece convencida. En MARCA.com, a la pregunta de si Kaká será un futbolista importante para Mou en lo que queda de temporada no hay duda: el 56% confía en el brasileño y en sus cualidades para afrontar la apasionante recta final.
Kaká recibió el cariño de sus amigos en Twitter: “Felicidades. Gran partido. Estoy muy feliz por ti” escribió Ronaldo. Y Rivaldo también quiso mandar un mensaje al centrocampista: “Felicidades a mi hermano por su gran partido. Grandes cosas están por venir”.
En el momento trascendental de la temporada resucita Kaká, que ya dejó destellos ante el Tottenham en el Bernabéu con una asistencia de lujo a Cristiano Ronaldo y que en San Mamés transformó las dos penas máximas que permitían al Madrid salir triunfador de un envite de máxima responsabilidad.
El brasileño se muesta muy sincero: "Siento que tengo una deuda con el Real Madrid y me siento molesto por no haber respondido a las expectativas. Estos dos goles son importantes para mi confianza personal. Necesito trabajar para volver a disfrutar del fútbol. Entiendo a la afición y espero que con el tiempo pueda convencerles", manifestó en Onda Cero.
Y la afición parece convencida. En MARCA.com, a la pregunta de si Kaká será un futbolista importante para Mou en lo que queda de temporada no hay duda: el 56% confía en el brasileño y en sus cualidades para afrontar la apasionante recta final.
Kaká recibió el cariño de sus amigos en Twitter: “Felicidades. Gran partido. Estoy muy feliz por ti” escribió Ronaldo. Y Rivaldo también quiso mandar un mensaje al centrocampista: “Felicidades a mi hermano por su gran partido. Grandes cosas están por venir”.
miércoles, 6 de abril de 2011
Benzema ya está listo para jugar
Mourinho recibirá hoy la buena noticia del regreso de Benzema. El delantero francés se lesionó el pasado 29 de marzo en el partido que disputó con Francia ante Croacia y por ello se perdió los dos últimos partidos del Madrid (Sporting en Liga y Tottenham en Champions). Karim sufrió un pinchazo en el muslo de la pierna izquierda y tuvo que ser sustituido. Sin embargo, ya ha superado esos problemas físicos y hoy regresará al trabajo con el grupo.
Con la recuperación de Benzema, Mourinho tendrá a su disposición a los tres delanteros: Higuaín, Benzema y Adebayor. Sin embargo, todo hace indicar que el francés comenzará en el banquillo en San Mamés (18:00 horas). El gran encuentro disputado por Adebayor ante el Tottenham, con doblete incluido, parece que le servirá para seguir en el once titular. De todos modos, Mourinho no desvelará esa incógnita hasta el sábado.
Con la recuperación de Benzema, Mourinho tendrá a su disposición a los tres delanteros: Higuaín, Benzema y Adebayor. Sin embargo, todo hace indicar que el francés comenzará en el banquillo en San Mamés (18:00 horas). El gran encuentro disputado por Adebayor ante el Tottenham, con doblete incluido, parece que le servirá para seguir en el once titular. De todos modos, Mourinho no desvelará esa incógnita hasta el sábado.
El Real Madrid acaricia las semifinales
El Real Madrid limpia en Europa las heridas de la Liga. Lleva una trayectoria impecable: invicto en toda la Champions League, siendo el conjunto más goleador con 23 goles, por delante del segundo, el Arsenal que lleva 21 y Bayern y Tottenham que llevan 19. El Barça, que juega hoy, lleva 18.
El conjunto blanco lleva siete partidos ganados y dos empates. El único equipo que le puede todavía hacer sombra en toda la competición es el Shakhtar, que lleva las mismas victorias y que juega hoy contra el Barcelona, que sólo lleva cinco.
Junto con el Manchester United, el Mou Team es el único conjunto que todavía no ha perdido. Ambos son también los dos que menos goles han encajado. Los de Ferguson -que juegan hoy contra el Chelsea- han recibido dos tantos por los tres en total que le han metido a los madridistas.
El Santiago Bernabéu, que disfrutó de una noche mágica de Champions, coreó durante varias fases de la segunda mitad: "Somos los reyes de Europa". El feudo blanco está siendo un bastión inexpugnable para los equipos rivales en competición europea, donde todavía no han conseguido marcar ni un solo gol.
El conjunto blanco lleva siete partidos ganados y dos empates. El único equipo que le puede todavía hacer sombra en toda la competición es el Shakhtar, que lleva las mismas victorias y que juega hoy contra el Barcelona, que sólo lleva cinco.
Junto con el Manchester United, el Mou Team es el único conjunto que todavía no ha perdido. Ambos son también los dos que menos goles han encajado. Los de Ferguson -que juegan hoy contra el Chelsea- han recibido dos tantos por los tres en total que le han metido a los madridistas.
El Santiago Bernabéu, que disfrutó de una noche mágica de Champions, coreó durante varias fases de la segunda mitad: "Somos los reyes de Europa". El feudo blanco está siendo un bastión inexpugnable para los equipos rivales en competición europea, donde todavía no han conseguido marcar ni un solo gol.
Adebayor se gana su fichaje
Adebayor llegó a Madrid a finales de enero con un periodo de prueba de cuatro meses. El togolés tiene hasta el próximo 28 de mayo, caso de que el Real Madrid juegue la final de la Champions, para convencer a José Mourinho de que es el delantero ideal para reforzar el ataque del Real Madrid. Ayer, ante el Tottenham, sumó dos puntos en su particular examen que le acercan un poco más a convertirse en jugador blanco con todas las de la ley.
El Real Madrid guarda una opción de compra al término de su cesión por 17 millones de euros. Esta cifra es la gran ventaja de Adebayor respecto a otras opciones que valora la dirección del club blanco, caso de Fernando Llorente o Sergio Agüero. El delantero del Athletic solo saldría de San Mamés por 36 millones, más del doble, siempre que el club vasco no exigiera el IVA. El punta argentino del Atlético se dispararía como mínimo hasta los 45.
El buen comienzo del togolés en el Real Madrid se truncó en el momento que cortó sus rastas. El 7 de marzo, un día después de su último tanto en Liga, cambió su 'look'. Y sin rastas los goles se acabaron.
El asunto era motivo de preocupación para Adebayor, que sentía en cada partido sin marcar que su continuidad en el Bernabéu se alejaba. De ahí la rabia con la que celebró sus dos tantos ante el Tottenham y el guiño que hizo a la afición madridista para reivindicar su figura.
Desde su debut en Pamplona el pasado 30 de enero, Adebayor suma cinco tantos -dos en Liga, uno en Copa y dos en Champions- en 14 partidos, la mitad de ellos como titular.
El Real Madrid deberá ejercer su opción de compra durante la primera semana de julio, aunque Adebayor solo tiene dos meses más de competición para demostrar a Mou que es delantero para el conjunto blanco. De lo contrario, 'Manolito' volverá a ser Emmanuel y regresará a la disciplina del Manchester City.
El Real Madrid guarda una opción de compra al término de su cesión por 17 millones de euros. Esta cifra es la gran ventaja de Adebayor respecto a otras opciones que valora la dirección del club blanco, caso de Fernando Llorente o Sergio Agüero. El delantero del Athletic solo saldría de San Mamés por 36 millones, más del doble, siempre que el club vasco no exigiera el IVA. El punta argentino del Atlético se dispararía como mínimo hasta los 45.
El buen comienzo del togolés en el Real Madrid se truncó en el momento que cortó sus rastas. El 7 de marzo, un día después de su último tanto en Liga, cambió su 'look'. Y sin rastas los goles se acabaron.
El asunto era motivo de preocupación para Adebayor, que sentía en cada partido sin marcar que su continuidad en el Bernabéu se alejaba. De ahí la rabia con la que celebró sus dos tantos ante el Tottenham y el guiño que hizo a la afición madridista para reivindicar su figura.
Desde su debut en Pamplona el pasado 30 de enero, Adebayor suma cinco tantos -dos en Liga, uno en Copa y dos en Champions- en 14 partidos, la mitad de ellos como titular.
El Real Madrid deberá ejercer su opción de compra durante la primera semana de julio, aunque Adebayor solo tiene dos meses más de competición para demostrar a Mou que es delantero para el conjunto blanco. De lo contrario, 'Manolito' volverá a ser Emmanuel y regresará a la disciplina del Manchester City.
lunes, 4 de abril de 2011
Gran gesto de Mourinho tras la derrota contra el Sporting
“Enemigo en la contienda, cuando pierde da la mano sin envidias ni rencores, como bueno y fiel hermano”, dice una de las estrofas del himno del Real Madrid. José Mourinho al fin se ha aprendido el himno del equipo que le paga, al menos estas frases. Así lo demostró tras encajar su primera derrota en liga en nueve años como entrenador de local.
Los hay que le acusan de impostura y de fingimiento en su gesto de entrar tras el partido en el vestuario del Sporting de Gijón a felicitar a los jugadores rivales por su triunfo y a su entrenador Manolo Preciado, con quien protagonizó la bronca con más decibelios de las movidas varias en las que se ha metido el entrenador portugués desde que llegó el pasado verano al Real Madrid. Pero meterse en interpretar la sinceridad del gesto de Mou no conduce a nada. Lo que hay que hacer es alabarle por su demostración de humildad. Nunca es tarde cuando la dicha es buena y más vale tarde que nunca, como reza el rico refranero.
Le ha costado unos meses entender a Mourinho la dimensión del Real Madrid, un equipo que trasciende su dimensión deportiva para ser un modelo social en España desde hace más de medio siglo. Mou aceptó la oferta madridista porque sabía que en su carrera tenía que entrenar al mejor equipo de fútbol de la historia. Le hubiera gustado esperar unos años, pero la pasada tempradas ‘sólo’ tuvo la oferta del Madrid y del archimillonario jeque del Manchester City (y en Inglaterra sólo le hubieran seducido el Liverpool, el Manchester United o ‘su’ Chelsea). Sabía que batir al Barça de Guardiola era una empresa harto difícil. Pero dijo sí al Madrid convencido de que seguiría ganando. Y aún lo puede hacer. Pero también puede perder y eso no se tolera en el Madrid, el equipo donde menos paciencia existe del mundo.
Mou utilizó todas sus armas para intentar la victoria. Se quejó de los árbitros y del calendario en su afán de encontrar una vía de desestabilización para ganar al Barcelona. Pero se fue creando una antipatía general entre los que no son del Madrid y algunos madridistas también (ver artículo de Javier Marías, ilustre madridista). Aunque la mayoría de los aficionados merengues están a muerte con su entrenador, especialmente las nuevas generaciones que se manifiestan en las redes sociales y se han apropiado la máxima de Maquiavelo de que el fin justifica los medios.
En su rifi-rafe con Preciado, en el que el entrenador del Sporting, muy querido por toda la España futbolera, le llegó a llamar canalla por acusarle de no poner a los mejores y dar por perdido su partido en el Camp Nou (el Barça sólo ganó 1-0 al Sporting), Mou perdió jirones de simpatía en nuestro país. En el fútbol siempre hay revancha. El fútbol siempre te espera. Y tras nueve años sin perder en casa en liga, llega el señor Preciado y te manda a la lona. Y una vez derrotado, José Mourinho tiró de una caballerosidad que no había empleado hasta ahora en España y dio la mano a los ganadores, como indica el himno del Real Madrid.
La deportiva acción de Mou fue un gesto digno de alabar. Igual que fue un gesto simpático cuando le invitó a Florentino Pérez a sentarse en el banquillo en los prolegómenos del partido mientras el Bernabéu aclamaba a Ronaldo, ese ‘crack’ mundial, ese gran goleador que hizo 104 goles con el Madrid galáctico. Hay interpretaciones varias para la invitación de Mou a Florentino a sentarse en el banquillo. Una podría ser que si le gusta tanto sugerir alineaciones lo mejor que podría hacer es sentarse a dirigir al Madrid desde el banquillo. Sea lo que fuere, el hecho es que fue una broma agradable del técnico portugués al presidente del Real Madrid.
Y se trate o no de una estrategia su felicitación a la gente del Sporting para recuperar su imagen y mostrarse agradable y simpático (lo es en el cuerpo a cuerpo) y humilde (eso le cuesta más porque tiene mucho amor propio y un gran ego), su paso por el Real Madrid será mucho más agradable si se comporta de manera educada. Porque no se es mejor entrenador por ser maleducado. Se marche a final de temporada o continúe la próxima temporada entrenando al Madrid, que aún no se sabe que pasará gane o no gane al Barça algún título, es mejor el Mourinho que cuando pierde da la mano que el que se queja y polemiza por todo y con todos.
Los hay que le acusan de impostura y de fingimiento en su gesto de entrar tras el partido en el vestuario del Sporting de Gijón a felicitar a los jugadores rivales por su triunfo y a su entrenador Manolo Preciado, con quien protagonizó la bronca con más decibelios de las movidas varias en las que se ha metido el entrenador portugués desde que llegó el pasado verano al Real Madrid. Pero meterse en interpretar la sinceridad del gesto de Mou no conduce a nada. Lo que hay que hacer es alabarle por su demostración de humildad. Nunca es tarde cuando la dicha es buena y más vale tarde que nunca, como reza el rico refranero.
Le ha costado unos meses entender a Mourinho la dimensión del Real Madrid, un equipo que trasciende su dimensión deportiva para ser un modelo social en España desde hace más de medio siglo. Mou aceptó la oferta madridista porque sabía que en su carrera tenía que entrenar al mejor equipo de fútbol de la historia. Le hubiera gustado esperar unos años, pero la pasada tempradas ‘sólo’ tuvo la oferta del Madrid y del archimillonario jeque del Manchester City (y en Inglaterra sólo le hubieran seducido el Liverpool, el Manchester United o ‘su’ Chelsea). Sabía que batir al Barça de Guardiola era una empresa harto difícil. Pero dijo sí al Madrid convencido de que seguiría ganando. Y aún lo puede hacer. Pero también puede perder y eso no se tolera en el Madrid, el equipo donde menos paciencia existe del mundo.
Mou utilizó todas sus armas para intentar la victoria. Se quejó de los árbitros y del calendario en su afán de encontrar una vía de desestabilización para ganar al Barcelona. Pero se fue creando una antipatía general entre los que no son del Madrid y algunos madridistas también (ver artículo de Javier Marías, ilustre madridista). Aunque la mayoría de los aficionados merengues están a muerte con su entrenador, especialmente las nuevas generaciones que se manifiestan en las redes sociales y se han apropiado la máxima de Maquiavelo de que el fin justifica los medios.
En su rifi-rafe con Preciado, en el que el entrenador del Sporting, muy querido por toda la España futbolera, le llegó a llamar canalla por acusarle de no poner a los mejores y dar por perdido su partido en el Camp Nou (el Barça sólo ganó 1-0 al Sporting), Mou perdió jirones de simpatía en nuestro país. En el fútbol siempre hay revancha. El fútbol siempre te espera. Y tras nueve años sin perder en casa en liga, llega el señor Preciado y te manda a la lona. Y una vez derrotado, José Mourinho tiró de una caballerosidad que no había empleado hasta ahora en España y dio la mano a los ganadores, como indica el himno del Real Madrid.
La deportiva acción de Mou fue un gesto digno de alabar. Igual que fue un gesto simpático cuando le invitó a Florentino Pérez a sentarse en el banquillo en los prolegómenos del partido mientras el Bernabéu aclamaba a Ronaldo, ese ‘crack’ mundial, ese gran goleador que hizo 104 goles con el Madrid galáctico. Hay interpretaciones varias para la invitación de Mou a Florentino a sentarse en el banquillo. Una podría ser que si le gusta tanto sugerir alineaciones lo mejor que podría hacer es sentarse a dirigir al Madrid desde el banquillo. Sea lo que fuere, el hecho es que fue una broma agradable del técnico portugués al presidente del Real Madrid.
Y se trate o no de una estrategia su felicitación a la gente del Sporting para recuperar su imagen y mostrarse agradable y simpático (lo es en el cuerpo a cuerpo) y humilde (eso le cuesta más porque tiene mucho amor propio y un gran ego), su paso por el Real Madrid será mucho más agradable si se comporta de manera educada. Porque no se es mejor entrenador por ser maleducado. Se marche a final de temporada o continúe la próxima temporada entrenando al Madrid, que aún no se sabe que pasará gane o no gane al Barça algún título, es mejor el Mourinho que cuando pierde da la mano que el que se queja y polemiza por todo y con todos.
C.Ronaldo y Marcelo jugarán contra el Tottenham
La importancia del encuentro ante el Tottenham obligará a Mourinho a forzar a dos jugadores claves en el Real Madrid. Marcelo, con un fuerte golpe en la zona costal producida con su selección, y Ronaldo, con una lesión muscular en el bíceps femoral izquierdo, estarán a disposición del técnico pese a que el departamento médico no los ve aptos para el partido ante los ingleses.
A Mourinho no le queda más remedio que arriesgar porque la Liga está perdida y en este mes de abril están en juego las dos competiciones a las que aspira el conjunto blanco: Liga de Campeones y Copa del Rey.
Ante el Tottenham debe poner el mejor once posible para llegar con opciones al partido de vuelta en Londres y a día de hoy CR7 y Marcelo son fundamentales. El portugués por lo que representa para el equipo y por el respeto que infunde en el rival y el brasileño ya demostró ante los franceses su verticalidad haciendo el gol que abrió el camino del triunfo.
El que lo tiene muy complicado es Benzema. La contractura producida con su selección ante Croacia necesita ser tratada con prudencia porque el francés podría recaer y perderse definitivamente la final de Copa en Mestalla. Afortunadamente para Mourinho la recuperación de Higuaín llega en el mejor momento y el argentino tiene hambre de gol.
A Mourinho no le queda más remedio que arriesgar porque la Liga está perdida y en este mes de abril están en juego las dos competiciones a las que aspira el conjunto blanco: Liga de Campeones y Copa del Rey.
Ante el Tottenham debe poner el mejor once posible para llegar con opciones al partido de vuelta en Londres y a día de hoy CR7 y Marcelo son fundamentales. El portugués por lo que representa para el equipo y por el respeto que infunde en el rival y el brasileño ya demostró ante los franceses su verticalidad haciendo el gol que abrió el camino del triunfo.
El que lo tiene muy complicado es Benzema. La contractura producida con su selección ante Croacia necesita ser tratada con prudencia porque el francés podría recaer y perderse definitivamente la final de Copa en Mestalla. Afortunadamente para Mourinho la recuperación de Higuaín llega en el mejor momento y el argentino tiene hambre de gol.
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